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Nelson Ribeiro

VideoArt

Mi profesión viene de familia, soy hijo de fotógrafo y durante la adolescencia fue mi trabajo de verano. Durante años ayudé a mi padre con la iluminación del estudio, cambiando los carretes o atendiendo en el mostrador. El dinero que ganaba costeaba la ropa, los conciertos o los campamentos con mis amigos. Aunque en ese tiempo no imaginaba que esos conocimientos servirían para orientar mi vida profesional, fue el rumbo que decidí continuar. En 2003 fui a vivir a Porto para estudiar comunicación audiovisual y seguir haciendo lo que sabía, documentar ese día tan importante que es el día de Boda, pero ahora decidido a hacer un trabajo personal y diferenciado:

Contar una historia con mi ser, con lo que aprendo cada dia. Crear algo con un valor especial para cada familia...

Después de vivir algún tiempo en Peru, y más tarde en Cabo Verde, me mudé a Monção (en la frontera de España) junto a Marina (mi esposa y compañera de trabajo). Aquí tuvimos a nuestro hijo Benjamim porque nos parecía un buen sitio para criar a un hijo, rodeados de naturaleza, paz y con la posibilidad de aprender de la cultura de dos países.

Intereses Personales:

Fotografía: Me encanta retratar a mi familia y en especial a mi hijo porque siempre sale guapo en las fotos.
Viajar: Siempre hay un antes y un después de cada viaje.
Música: Todos los momentos tienen una.
Voluntariado: He vivido muchas experiencias y aprendido de todas ellas.
Couchsurfing: Conocí a personas muy especiales y también mejoré mi inglés al
conversar con ellas.
Geocaching: Ayuda a conocer lugares, al lado de casa o a 5.000 Km.
Aprender: Me gusta continuar aprendiendo cada día, para comprender que todavía
tenemos mucho por aprender.

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Marina Oliveira

Editora de Vídeo

El sueño de ser directora surge desde que era muy joven, todavía no sabía cómo escribir, pero daba rienda suelta a mis ideas lleguando, a mis 10 años, a invitar a la gente a protagonizar mis películas.

Conocer a mi compañero de vida fue la apertura de horizontes que reequilibraron mi vida. Me permitió asumir un rol lleno de aprendizajes, tanto a nivel profesional como a nivel personal y humano.

La certeza de que el amor existe y de que en cada gesto hay una historia esperando a ser contada.

Reviví esos sueños de infancia (por más distantes e increíbles que me pareciesen a los 20 años) haciéndolos realidad al editar y contar las historias de todas las parejas que confían en mí para contar su historia de amor.

No puedo decir que fuese una ruta planificada de antemano, pero sin duda fue la que más me sorprendió.